La formación de los Religiosos Sacerdotes Misioneros tienen como fin el de ayudarles a tomar conciencia de su identidad de consagrados por la profesión de los consejos evangélicos de castidad, pobreza y obediencia, en la comunidad. El tiempo de formación ayuda al religioso a recorrer la misma peregrinación que realizó la Virgen María, quien se mantuvo fielmente unida con su Hijo hasta la cruz. María esta presente en el nacimiento y en la educación de cada vocación religiosa junto con el Espíritu Santo.
Formación Hombres
Etapas de Formación
1. PREVIA A LA ENTRADA AL NOVICIADO
Ciertamente no se le pide a un candidato a la vida religiosa ser capaz de asumir inmediatamente todas las obligaciones de los religiosos, pero se le debe juzgar capaz de conseguirlo progresivamente.“Nadie puede ser admitido sin una adecuada preparación.”
Esta etapa deberá dedicarse a verificar y clarificar algunos puntos que permitirán a los superiores pronunciar sobre la oportunidad y momento de la admisión al noviciado. Los candidatos serán acogidos en la comunidad, sin compartir sin embargo toda la vida consagrada, excepto en la comunidad del noviciado. Los candidatos y candidatas deberán llevar un acompañamiento personal.
2. EL NOVICIADO Y LA PRIMERA PROFESIÓN
El noviciado es el comienzo de la vida en la comunidad y tiene como finalidad que los novicios conozcan mejor la vocación de la comunidad, que experimenten el modo de vida, que conformen la mente y el corazón con su espíritu y que puedan ser comprobadas su intención y su ideal. Tiene como objetivo la iniciación al género de vida que el Hijo de Dios asumió y que Él nos propone en el Evangelio.
Los novicios tienen necesidad de ejercitarse en la práctica de la oración prolongada, de la soledad y del silencio.
El maestro de novicios es el acompañante espiritual designado para todos y cada uno de los novicios.
La profesión perpetua supone una preparación prolongada y un aprendizaje persevetante. “La emisión de los primeros votos hace ya al que los emite realmente partícipe de la consagración propia del estado religioso”. Este tiempo de profesión temporal tiene como objetivo consolidar la fidelidad de los jóvenes, profesas y profesos.
3. LA FORMACIÓN DE LOS PROFESOS TEMPORALES
Después de la primera profesión la formación de los miembros debe continuar en la comunidad para que vivan con plenitud la vida y cumplan mejor su misión.
La formación ha de ser sistemática, espiritual y apostólica, doctrinal y práctica, incluyendo también la obtención de los títulos pertinentes, tanto eclesiásticos como civiles. Durante el tiempo dedicado a esta formación no se da a los miembros funciones y trabajos que la impidan.
En esta etapa el religioso deberá de recoger los frutos de las etapas precedentes y continuar su propio crecimiento humano y espiritual, tomando en cuenta su compromiso.
El programa de estudios abarca la teología bíblica, dogmática, espiritual y pastoral, y en particular, la profundización doctrinal de la vida consagrada y del carisma de la comunidad.
4. LA FORMACIÓN CONTINUA DE LOS PROFESOS PERPETUOS
La formación continua está motivada por la iniciativa de Dios que llama a cada uno de los suyos en todos los momentos y en circuntancias nuevas.
Es necesario que los profesos perpetuos verifiquen continuamente la propia fidelidad al Señor, la docilidad a su Espíritu, la atención inteligente a las circuntancias y a los signos de los tiempos, la voluntad de inserción en la Iglesia, la predisposición a la subordinación de la jerarquía, la audacia en las iniciativas, la humildad en sobrellevar los contratiempos, etc., para así dar una mejor respuesta a todo aquello que vivan en su vida consagrada.
Participan de ejercicios espirituales anuales, en tiempos de reanimación espiritual, en la vida de la Iglesia, profundización bíblica y teológica, el estudio de los documentos del magisterio universal y particular, un mejor conocimeinto de las culturas de los lugares dónde se vive, actualización profesional y técnica, fidelidad y mejor conocimiento del carisma de la comunidad y su historia.
5. RELIGIOSOS CANDIDATOS A LOS MINISTERIOS PRESBITERALES
FORMACIÓN
La formación de los miembros que se preparan a recibir las Ordenes Sagradas se rige por el derecho universal y el plan de estudios propio de la comunidad. Además los religiosos candidatos al ministerio presbiteral se conformarán a las normas de la Ratio fundamentalis institutionis sacerdotalis.
Tomarán estudios de filosofía y de teología llevados a cabo sucesiva o conjuntamente, comprenderán por los menos 6 años completos, de modo que 2 años enteros estén consagrados a las disciplinas filosóficas y 4 años completos a los estudios teológicos.
LA ESPECIFICIDAD RELIGIOSA DE LOS RELIGIOSOS SACERDOTES.
Un sacerdote religioso inserto en la pastoral a lado de sacerdotes diocesanos, deberán mostrar claramente en sus actitudes que es religioso.
Deberán dar testimonio de su experiencia espiritual inspirada por las enseñanzas del fundador, viviran conforme a la regla de vida de la comunidad y estar disponibles para el servicio de la Iglesia universal.
EL LUGAR DEL RELIGIOSO SACERDOTE DENTRO DEL PRESBITERIO DIOCESANO
La formación del religioso sacerdote debe tener en cuenta su futura inserción en el presbiterio de una Iglesia particular, teniendo presente el carácter propio de la comunidad.
Los religiosos sacerdotes son colaboradores del orden episcopal, en cierto modo, ellos pertenecen al clero de la diócesis en cuanto participan en el cuidado de las almas y en las obras de apostolado bajo la autoridad de los Obispos.
BIBLIOGRAFÍA:
Vatican.va (2016) Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica. (En línea)